domingo, 26 de diciembre de 2010

Para Alejandra.

Anduve.
Y llegue.
Llegue al lugar donde todo comienza.
Llegue a un punto al que nunca había llegado.
Y ahora comprendo.
Llevaba horas perdido en la inmensa oscuridad que rodea al corazón
Sin rumbo.
Recuerdos se amontonaban sin orden alguno a mi alrededor.
Pesadillas, sueños, ilusiones.
Entonces, una ola. Y me ahogué.
Deje de buscar respuestas para buscar oxigeno.
Y entonces las respuestas vinieron a mi y me sacaron del agua.
No se que pretendía encontrar, un bosque o un inmenso laberinto.
Algo extremadamente complejo y oscuro.
Sin embargo encontré a Alejandra tiritando en la terraza, encontré su cuerpo junto al mio por la mañana, encontré un cuaderno que contenía un tesoro...
Encontré infinidad de segundos colgados del techo.
Encontré luces que formaban tu voz, vientos que pintaban tu sonrisa.
Te encontré dormida, tapada con tu mantita de monstruos, con esa cara que pones cuando duermes.
Te encontré y quise hablarte, pero no quería despertarte.
Entonces hice una de las cosas que más me gusta hacer, te quise.
Abro los ojos sin creer lo que acaba de pasar.
Estoy en medio del mar.
El agua tira de mi cuerpo hacia dentro, pero resisto y al final consigo salir.
Esta noche escribiré para ti.

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