sábado, 6 de noviembre de 2010

Día seis.

Unas montañas rojas se veían a lo lejos.
El equipo de música reproducía una canción de los Killers.
Hacía tiempo que el cigarro se había apagado, pero seguía en mi mano.
Hacía tiempo que todo había acabado, pero yo seguía jugando.
A veces pienso que el mundo se pone en contra mía para ponerme a prueba, para ver si verdaderamente me importan las cosas.
Para demostrarme que me merece la pena y que no.
Otras veces pienso que es mala suerte.
Aunque ahora estuve pensando y me di cuenta de que no tengo razón en ninguna de las dos opciones.
Si la vida es dura, es para que los buenos momentos sean mejores.
Que cada gota de sangre llena de vino nuestras copas.
Que cada caída nos enseña el mundo que hay a nuestros pies y cuando levantamos vemos el cielo que hay sobre nosotros.
Hay obstáculos que se deben sortear otros que se deben derrumbar, pero ninguno debe ser ignorado.
En el núcleo de la galaxia reside mi tesoro y entre valles de estrellas y ríos de luz navegare.
No hay piratas que me hagan frenar ni tormentas galácticas que hundan mi barco.
Soy el capitán de una nave que vuela hacia un tesoro.
No es un tesoro lleno de oro.
No hay joyas en mi tesoro.
Pero a mi no me importa.
Yo solo quiero dormir.

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